Las palabras “gestión energética” asustan a muchas personas. Todos los días, como parte de mi profesión, me encuentro con que los altos directivos tienen que introducir nuevos procesos de gestión de la energía y luchan por conseguirlo. Por lo general, tienen miedo a lo desconocido, pero la filosofía básica detrás de una buena gestión energética está en realidad en el sentido común de cada gerente. Le voy a enseñar algunas reglas generales:
- Definir las metas que desea alcanzar, como por ejemplo, la reducción del consumo medio por inquilino (o por producto fabricado) hasta fin de año.
- Definir las responsabilidades de los miembros del equipo, determinar quién es el responsable de la organización, de las reuniones, de la recogida de datos, análisis…
- Motive a los demás empleados para llegar a soluciones, ya sea directamente, o en mediante un concurso.
- Establezca reuniones periódicas donde se evalúen los logros y se establezcan nuevos objetivos.
Y lo más importante, “la energía no es gratis”. Cuando el consumidor entienda que la energía no es gratuita se motivará para ahorrar costes.